lunes, 5 de agosto de 2013

Anoche fui a la casa de la Ericka. Siempre voy y lo pasamos bien los tres. Esta vez me dijo que había una sorpresa. Llegué y escuché más voces y caché que tendríamos más compañía. Entré y la vi, ella y su pololo nuevo, ella después de tanto tiempo.

Tensión, incomodidad, miradas que decían "Te acuerdas cuando nosotros..." y otras más que me sentenciaban a no recordar, a no hablar. Es cierto tal vez que nosotros no teníamos futuro juntos, pero ese instinto que nace cuando nos encontramos es innegable.

Aparte que está estupenda y hace que se me salga lo animal, pero dejo de verla y lo olvido. De todas formas me da vueltas en la cabeza.

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