El otro día en el metro, violando la privacidad de una señora, leí un pedazo del libro que estaba leyendo. Era uno de estos libros místicos de yoga y cuestiones energéticas y cósmicas. Ya no recuerdo bien lo que decía, pero había una frase que me quedó en la mente... "concéntrese y encuentre en usted los sentimientos y pensamientos contradictorios, ellos son los que producen problemas en su vida, tales como la depresión y las adicciones". Me reí un poco de nervio, porque sentía que era imposible detectar todas esas fuentes de conflictos internos que tengo, sentía que de darme el tiempo de hacerlo me costaría bastante identificarlas o, más que eso, querer asumir que son contradictorias y tomar una postura al respecto.
El hecho de que mis opiniones no me reflejen, que mis actos no me reflejen, que mi yo interno no logre reflejarse. Consistencia, decición. Esto de no ser de un lado ni del otro me enferma, eso de no tener preferencia o, peor aún, tener preferencia y tener miedo a expresarla (incluso en cosas tan simples como "dónde quieres ir") es algo que da asco, que no debe ser, que no tiene sentido.
Como cité a Charlie Brown, necesito más 'hola's y menos despedidas, necesito más 'sí', necesito reprimirme menos y conocerme más. Ya no soy un pendejo, estoy bien grande y la vida me ha hecho crecer aun más. ¿Hasta cuando voy a aguantar que mi vida sea como los demás quieren?
Siempre me he jactado de que poco y nada me importa lo que piensen los demás, pero lamentablemente sí me afecta. Aunque cada vez menos, he aprendido a vestirme como quiero, claro, siempre trato de verme bien, pero bajo mi concepto de estética. Escucho la música que me gusta y cuando me aburre la desecho, ni ahí si es muy gay o si es muy ruda. Pero esas cosas no son suficientes, es más, son bastante superficiales, lo importante es mi discurso. ¿Será cosa de decir basta no más?
Aparte super vacía mi entrada, mi blog está super mamón. Hubiese esperado un análisis del día, que Allende, que Pinochet, que el Sapo Livingstone, pero no, estoy aquí escribiendo cosas que poco y nada pesan solo porque quiero deshacerme de la cagá que tengo en la cabeza. Estoy pensando seriamente que los remedios te deprimen per se y que las ganas de evadir el estudio son una fuerza más allá de cualquier racionalización, pero ya está, soy un atado que de a poco se desenrolla.