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Escribí el casi toda esta entrada cuando faltaban dos días para volver a Santiago:

Quedan dos días en Colbún. He echado caleta de menos a mi familia, casi nunca me pasa, pero en cierta forma me gusta sentir esta añoranza de casa. Hasta ahora todo ha salido bien, tenemos a 8 personas en alfabetización digital y se nota que han aprendido y que les gusta, es casi pura gente mayor y solo una había encendido un computador antes. Insisto en que me encanta hacer clases y me encanta más que la gente se familiarice con el computador, que es una gran herramienta que sin dudas les hará más fáciles ciertas tareas y, por último, les servirá para distraerse, además espero que haya contribuido a su desarrollo como personas.

Quiero volver a la casa, no porque esté aburrido acá, sino que todo lo contrario. Lo he pasado increíble, pero quiero mi cama, mi baño y dormír muchísimo, quieor a mi familia. Estoy cansado igual, todo enronchado y dolorido, pero siento que vale tanto la pena y me llenaré de satisfacción si en un par de días me llega un correo de una de las personas del curso, eso será lo que más me llene de los trabajos, el saber que alguien sí utiliza las herramientas que les mostramos para comunicarse y desenvolverse.

De eso se trata esto, de devolver en cierta forma todo lo que me ha sido dado. Retribuir a la vida todo lo que me ha regalado y ayudar a otros a sentirse un poco más realizados, transmitir el conocimiento. Estoy demasiado contento de haberme aventurado a venir sin conocer a nadie. Me atreví a aceptar el desafío y no me arrepiento para nada, conocí gente espectacular aquí y tengo muchas ganas de conservar la amistad que acá se fue formando. Sin dudas espero volver el próximo año, haré lo posible por adelantar/postergar la práctica y, en realidad, me da lo mismo, esto vale muchísimo más.

(...)

Ahora en Santiago me quedo con todos los buenos recuerdos, con la buena onda de los voluntarios, con el cariño de la gente que capacitamos y el alma llena de una experiencia única.