El viernes fue un día tan bipolar, tuve peaks de felicidad y estuve al borde de las lágrimas. En la mañana fue la reunión con la Sra. Mónica, ¡Al fin comienzan los talleres de Apoyo Escolar! y eso me tenía demasiado contento. A la hora de almuerzo, había reunión con los voluntarios nuevos. Subí al 2° piso de eléctrica, iba a entrar a la sala y vi a tanta gente que pensé: "Debieron habernos cambiado la sala". Bajé a ver si venía el Tata por ahí y me lo encontré, le dije: "La sala estaba super llena, parece que nos tiraron para otro lado". Demasiado grata fue mi sorpresa cuando preguntamos si estaban ahí por la reunión de Apoyo y a coro sonó un "Sí". Cuando yo entré a Apoyo habrían 3 tipos aparte de la Eileen y yo, así que fue una sensación demasiado bonita la que tuve. Eran tantos y estaban ahí esperándonos casi 10 minutos, los encontré muy motivados y eso me dejo muy contento.
Terminamos la reunión y me fui a la charla de bienvenida del DCC, se suponía que iba a ir con el Claudio, pero el desgraciado no aparecía. Ya, fue la charla (que estuvo re buena y me dio esperanzas con la carrera) y vino el cóctel, todos se reunieron en torno a sus grupos y conversaban y comían. La comida estaba exquisita, unos pancitos con palta+lechuga+palmitos muy muy buenos, empanadas de todos los sabores y jugo natural de frutillas, nada que quejarse. Sin embargo ahí estaba yo, solo, incapacitado moralmente de acercarme a hablarle a cualquier persona. No sé si soy muy humilde o muy hueón que me carga llegar a un grupo y decir "Hola, conózcanme". Miraba hacia todas partes con cara de cordero desgollado, esperando algún amable "Hola", pero no. Siempre creí que los computines eran autistas y que solo tenían contacto social a través de sus jueguitos on-line, pero ahí estaba yo, demostrándome que el antisocial y el autista era yo. Solo, triste, comiendo como cerdo (a la falta de amor, comida; dicen por ahí). Nadie me regaló una mirada ni mucho menos me esbozaron sonrisa alguna. Después de sentime satisfecho con el cóctel, me fui. sin que nadie me viera ni me echara de menos. Partí solo a la entrada, estaba con el alma super amargada. No tenía amigos ahí y era super improbable y adverso encontrar alguno. Mis prejuicios me jugaron una mala pasada, porque tampoco quería ser amigo de cualquiera, menos de un nerd sin vida. Mas la ironía, dueña de nuestras vidas, siempre es más, siempre esta ahí para demostrarte lo equivocado que estás, lo poca cosa que eres. Me sentía vacío y abandonado. De verdad que me sentí pésimo.
Pasó un rato y fueron llegando todos, nadie me tomó muy enserio en mi amargura, no sé si en plan de sacarme una sonrisa o en verdad encontraban que estaba dramatizando. Pasó la hora y me quedé con los tipos de siempre, aquellos en los que pienso cuando digo "amigos" en el contexto de la U. Me reí un poco y me sentí un poco mejor. Mi alma estaba más o menos tranquila y me fui a la Parroquia con la Eileen.
El encuentro fue demasiado bueno, sentí que logré un sentimiento de recogimiento más fuerte que el del "retiro". Tuve la oportunidad de dar gracias, de sentirme amado, de ver a mis hermanos que tanto quiero y dejar mi alma mucho más en paz de lo que llegó...
Tú tampoco pescaste mi depresión por el 33 en inglés 88 y sí, pensé q le estabai poniendo color xd además q si tení cara de poto nadie se te acercará po, pésima estrategia...
ResponderEliminarIgual el encuentro estuvo lindo :D
En ninguna parte sale que tenía cara de poto xD
EliminarNo, pero te imaginé xd
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