lunes, 4 de junio de 2012

Creo que escribo muy desfasado, pero bueno, es lo que hay.

El viernes La micro me cobró adulto, porque al parecer muy idiotamente revalidé dos veces el pase del Felits, en lugar de pasar una vez cada uno. Bueno, apurado tuve que correr a la Alameda a revalidarlo, antes de la visita a la Sra. Cincia. Con el pase revalidado y las revoluciones más tranquilas, partí a Macul. Como era de esperarse no me costó llegar y ahí estaba ella esperándome. Fue muy agradable la conversación y entre risas la encuesta se llenó, entre medio me dió once y antes de que me fuera me regaló pan amasado y un queque, todo hecho por ella. Estaba todo muy rico, aparte se notaba que ella tenía mucho amor por lo que hacía, del mismo modo que yo amo lo que hago. Llegué bien contento a la casa, pero no a descanzar, si no que a ducharme y volar a la casa de la Ericka con un bolso gigante.

El plan era bailar hasta que nos quedáramos dormidos y al día siguiente ir a Hiphop. Bastará resumir que nos acostamos a las 4 de la mañana, muertos de cansados, pero felices. Es increíble como encontramos en el baile el desahogo necesario, como nos calma, nos libera y nos llena de una felicidad única. Después de bailar no hay estrés, no hay preocupaciones ni tensiones y estás inmerso en una alegría que tal vez nada más puede darte. Al día siguiente tomamos un rico desayuno y el Eduardo nos llevó a toda velocidad en el auto. Llegamos a tiempo para seguir bailando una y otra vez. Honestamente me llena y es algo que puedo decir sin ninguna duda que amo hacer.

Terminado el ensayo, me cambié y me puse bonito para ir a confi y después al bautizo+primera comunión de mis compañeros. Entre un lugar y otro pasé a almorzar y, como no podía comer chatarra después de toda la actividad física, almorcé sushi que estaba exquisito. Aparte que estaba tan contento que lo disfruté demasiado. Medio molido (¿Será la edad?) caminé hasta Cumming y llegué un cuarto de hora antes. Sorprendente, ¿no?. Y la reunión junto con la ceremonia fueron algo no perfecto, pero sí muy cálido, muy llenador...

Descubrí finalmente que todo lo que hago es por amor, a pesar del estrés y de las preocupaciones inherentes de la vida. Amo mi carrera, amo hacer clases, amo trabajar (aunque llore como nena porque las cosas no me funcionan, pero no es falta de amor, es que no sé manejar la frustración), amo bailar, y amo a Dios.

Porque interiormente soy así, tengo mucho amor que dar y por amor entrego mi tiempo y mi vida. Nada que ver con la imagen del maldito gruñón e insensble que proyecto y pretendo ser. Honestamente me pregunto cuál es el motivo para actuar así y, lamentablemente el mundo me responde que nadie respeta ni trata bien a las personas buenas. Lo he intentado tantas veces con el mismo resultado, termino yo como estúpido y alguien cagándose de risa por que tomó ventaja de mi.

¿Existirá acaso un equilibrio?

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