Toda la vida me ha desagradado el concepto de Trophy wife. Mujeres con las que no se tiene ningún tipo de relación más allá de lo superficial, totalmente descrito por el nombre "mujer trofeo". Es a la que exhibes frente a tus amigos y a tus padres y que satisface tu ego, pero no llena nada en ti. No hay conversaciones. No hay un trasfondo de relación ni, mucho menos, un proyecto de vida en conjunto. Todo se basa en la frialdad de la belleza y/o del dinero y las apariencias. No hay amor ni sentimientos, cada uno es un objeto de placer para el otro.
Considerando mi planteamiento, siempre ha sido contrario a mi tener a alguien de trofeo. Prefiero algo real, cercano y con contenido. Al menos eso es lo que pensaba, hasta que ella volvió a aparecer en mi vida. ¿Es linda? sí, es linda. ¿Tiene buen cuerpo? sí, tiene buen cuerpo. ¿Es lo único que te interesa de ella? sí, no creo que sirvamos para algo más allá.
Honestamente ella saca todo lo animalezco que hay en mi y sé que ella, por su parte, se vuelve un mar de coqueteos conmigo. Sin embargo, no siento ningún tipo de conexión más allá. La encuentro engreída y en extremo vanidosa (Ojo que dice vanidosa, no pretenciosa. Son cosas distintas), siento que se fija demasiado en las cosas materiales y siento que trata siempre de aparentar más de lo que en realidad y en esencia es. Eso, a pesar del impulso carnal, es lo que me ha mantenido en mi lugar.
Probablemente el abstracto "ella" tiene que materializarse. Ella es el motivo por el que terminamos con mi ex. Nunca me metí con ella estando con mi ex, pero al parecer la química era tan evidente que los rumores cegaron a la pobre mujer y terminó haciéndome sendo espectáculo por cosas que no tenían mucho sustento y por más desconfianza que por otra cosa. Yo siempre decía (y creo que lo sigo sosteniendo) que no tiene sentido mandar por la borda una relación de años por algo que no tienes idea de cómo va a acabar. Sea como fuere, mi antigua relación terminó por culpa de estos rumores y, para colmo, no volví a verla a ella hasta bastante tiempo después del quiebre.
8 meses contados pasaron hasta que nos reencontramos carreteando en la mítica casa de la Ericka. Tomamos tanto que ya no podíamos disimular lo que nos tenía ahogados y furtivamente nos besamos intentando inconscientemente que nadie nos viera (misión que, obviamente, fracasó pues al día siguiente me dijeron "oye tú y tu polola bailan super bien"). Avanzando la noche y los vasos de ron terminamos durmiendo juntos y aunque la situación tal vez lo ameritaba nada pasó a mayores pues no había como tener precaución (Borrachos, pero no estúpidos. Ser padres no era opción a considerar), el asunto es que, como era de esperarse, casi no dormimos. En algún momento nos quedamos rendimos al sueño para despertar en una incómoda situación. ¿Qué pasa ahora? ¿Somos algo? ¿Pretendemos que nunca pasó? ¿Tenemos que hablar al respecto?. Yo no me sentía en condiciones de tomar una decisión y claramente no quería forzar una conversación incómoda, pues mi intención nunca fue terminar pololeando ni mucho menos así que esperé a que ella hablara.
Entre que nos levantamos y el desayuno, para lo único que intercambiamos palabras (Palabras, claro. Monosílabos) fue para hacer la cama y encontrar mis calcetines en un ambiente más o menos tenso, en el cual ninguno de los dos queríamos vernos inmersos. En la mesa omitimos el tema y así hasta que tomamos la micro y yo partí a mi casa. Hablamos de cualquier banalidad para mantener el tema fuera de la conversación. Fue cuando me bajé de la micro cuando dejé de verla y solo sabía de ella esporádicamente cuando daba escusas para cada junta en la casa de la Ericka. Así pasó el tiempo y todo fue tema pasado.
El sábado ella volvió a aparecer, amenazando con seguir aquí por un buen periodo de tiempo. Reapareció la coquetería y la complicidad y quedé yo acá confundido escribiendo estas líneas. Quién sabe lo que pase, tal vez no sea tan terrible tener una trophy wife o tal vez yo le estoy dando mucho color (cosa que no me sorprendería, este blog es casi una oda al color), por mi parte esta vez dejaré que todo fluya, a ver si ese guiño que me hizo antes de irse significa algo o nuevamente nos haremos los desentendidos.
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