Básico

Soy, inevitable e ineludiblemente básico. Como todos los demás hombres. Poco y nada tengo yo de especial o de único y es esta basicidad la que me vuelve predecible, modelable, manipulable.

Lo he descubierto mirando a mi papá, el troglodita supremo. Siempre creí ser tan diferente a él, a pesar de que nos llevamos bien, pero no veía ninguna similitud de personalidad y sencillamente no entendía cómo él podía ser así de simple y predecible. Viéndolo a él descubrí mi propia simpleza, llegué de confi y, obviamente, estaba mirando el partido. Me puse a verlo con él, celebramos los goles y buena onda que haya ganado la selección. Al terminar el partido llega mi mamá que, como todas las mujeres, es una maquinita de atados, que todo lo magnifican y todo es mucho más terrible que lo que es en realidad, son super poco prácticas y al parecer no entienden que cuando uno está cansado lo último que quiere saber es de problemas menores y de fácil resolución ni, mucho menos, verse involucrado en situaciones en las que uno no ha tenido, ni pretende tener nada que ver (Tienes que llamar a nosequién porque yo le dije nosequecosa. ¿Qué cresta tengo que andar yo dando explicaciones por algo en lo que no me he comprometido, Dios mio?). Mientras discutían yo iba pensando exacto lo mismo que mi papá le contestaba a mi mamá, ahí caí en cuenta: no tengo nada de especial ni de novedoso, soy un hombre común y corriente. Aunque, claro, tengo mi propia personalidad y forma de ver las cosas, pero al fin y al cabo soy como cualquier otro. Y, por si fuera poco, en la casa de la Llery, veíamos tele y sale un tip para que las mujeres entendieran a los hombres, me sentí descrito, analizado y expuesto, mi simpleza estaba al alcance de todas, casi como un manual de instrucciones.

Cuático, yo siempre que creí que no encajaba y soy otro troglodita más en la caverna:
  

    Básico.
    Práctico.
    Predecible.
    Evasivo.