La verdad es que no sigo, mentiría si digo que no sé.
Tal vez solo esté construyéndome ilusiones
para evitar ver el desierto del que no podré volver
porque no quiero hacerme cargo de mi, de mis temores.
No he tomado cartas en ningún asunto,
no he sido capaz de determinar.
¿Por qué tan tarde me doy cuenta
que pareciendo tan fuerte soy tan frágil?
Es mi problema, es mi mundo:
no reconocer el bien del mal
que se entrecruzan y te seducen
por tentación demoníaca, por pequeñez humana
y al final del camino no eres capaz de juzgarlo,
no eres capaz de reconocer los frutos,
no eres capaz de reconocer lo que quieres.
¿Será tan terrible?
Si no lo es, no lo he demostrado,
mi incapacidad de luchar es mi prueba.
Si lo es, he sido prudente,
pero ya he pagado un alto precio.
Decisión, determinación, confianza y seguridad.
¿Es que acaso poseo algo de eso?
Ver tu rostro en el espejo y notar que no eres malo,
pero la cotidianeidad no te permite ser bueno.
Pues son las cosas humanas las que te alejan de las divinas
y solo logras darte cuenta cuando ya estás muy lejos,
cuando el orgullo y la vergüenza te impiden retroceder,
entonces se hace necesaria una esperanza,
un haz de luz al que aferrarse
¡Y allí está, todo arreglado para ti!
Y te preguntas si sucederá así cada vez que te pierdas.
Y tienes la seguridad de que sucederá,
pero no eres capaz de decidir no perderte de nuevo.
No eres fuerte, no tienes fe, no tienes garra... no tienes nada.
Todo es tan evidente y es por eso que nadie lo nota,
las respuestas están al alcance,
pero nos encanta engañarnos, nos encanta perder la vida buscando
hasta que se nos quiebra la voluntad
y logramos darnos cuenta que siempre estuvo frente a nuestros ojos,
pero que nuestro corazón se negaba a verlo.
-¿Qué es lo que ves?
-Lo veo todo, esa es mi maldición.
a las personas nos gusta complicar las cosas... siempre es así... y luego kejarnos de todo..xD
ResponderEliminarte echo de menos ombre :B ke estes bn ^^