lunes, 31 de diciembre de 2012

El año de lo random

Este año comenzó extraño, estábamos en clases y días después tendría control de Electro. Las clases en verano fueron asquerosas, pero ansiaba terminar todo bien para ir al Campamento. Sin duda ese fue el viaje que más marcó mi año. Fue mi reencuentro con Dios y mi reconciliación conmigo mismo y con mi historia. Sin dudas fue trascendental vivir esa hermosa experiencia. Al volver del campamento, revisé mis actas y terminé el odiable Plan Común, al fin iba a tener un acercamiento real a la carrera que quería para mí, estaba tan contento.

Febrero fue un mes de nada, no quería hacer nada porque me sentía tan en paz que creí que cualquier contacto arruinaría la perfección que sentía en mi interior. Me aislé harto de mi familia. Por otro lado, me envolvía de hermosos sentimientos por la Camila, una niña del Camjo, era tan linda y tan bacán, pero hasta ahí no más quedó. Además comencé a escribir este Blog.

Al fin iría a la playa, en marzo, con la Llery. Me hizo tan bien esa salida, al fin tuve tiempo para meditar y para hacer parte de mi vida cotidiana todo lo aprendido en el Campamento. Me llené de buenas energías y ganas para comenzar un año lleno de desafíos.

Primer día de clases y el Víctor me ofrece pega. Boté todos los ramos extras que tenía y me armé un semestre light. Trabajar me motivaba ene, porque me sentía en desventaja respecto a otros compañeros computines. Conocí al Leo, me hizo tan bien, me sentía tan contento cuando estábamos juntos, pero su personalidad era terrible, al menos logré al fin sentirme cómodo con quien soy. Mayo fue un mes terrible, me enfermé, estaba atrasadísimo en la pega y aun no conocía a nadie de mi departamento para pedir auxilio para las tareas. Desmotivación. No me sentía lo suficientemente bueno para esto ni para nada. Mis únicas vías de escape eran Apoyo, Construyendo Mis Sueños y Dance'R'us, amaba gastar mi tiempo ahí, me relajaba y me llenaba de vida hacer tanto por mí y por los demás. Por otro lado, cada sábado me acercaba más a mi meta de la anhelada confirmación, a pesar de que todo me gustaba mucho, no me sentía (en esta época del año) muy parte de la Parroquia.

Acababa el semestre, me había eximido de todo lo importante y mi productividad en el trabajo aumentaba. El único examen que dí, coincidió trágicamente con la graduación de mis microempresarios. Rabia. Fin del Semestre, full trabajo... ni tanto, tuve varios días fail entre medio. Descanzo nada. De vuelta a clases.

Al fin tenía más ramos computines y mucho más cercanos a la vida real. Conocí al René, un gran amigo y compañero que resultó ser. Nos metimos en el cacho horrible de la constructora. Conforme avanzaban las semanas, me sentía más y más colapsado. Mil cosas por hacer, miles más por entregar. A la mitad del semestre ya llevaba dos ramos echándomelos. Las vacaciones de fiestas patrias fueron lo mejor, creo que marcaron el inicio de mi chancheo crónico que vino posteriormente. Lo pasé muy bien, pero solo para volver a la vida real y desmotivarme cada vez más con la carrera, y para sentirme cada vez peor y más vacío y más vacío y más vacío y más lejano a Dios.

Con la caminata de Los Andes logré encajar más en la parroquia, conocí mejor a mis hermanos y ellos a mi, logré encantarme con el carisma de San Francisco y dejar mis recelos idiotas por querer seguir también a San Vicente. Aun así no fue suficiente para sacarme del hoyo en el que me hundía.

Última semana de clases, tenía todos los controles finales, logré salvar uno de los ramos que me echaba y el otro comencé a echármelo peor, me estaba eximiendo de un ramo y fallé, rayos, daría examen de todo. El alivio era que venía el Ombligo y yo estaba muy dispuesto a pasarlo bien. El día previo terminé maratónicamente todo lo que debía hacer, casi paso de largo para ir a dar la última prueba, no sin antes enterarme que me eximiría de un y solo un ramo, buena, a esas alturas ya no esperaba nada.

El ombligo fue otra cosa que cambió mi vida, extrañamente. No sé aun si para bien o para mal comencé un romance, pero creo que todo era más romántico en mi cabeza, porque después no me pescó ni en bajada. Morí, estaba muy enganchado. De cualquier modo, ya les había contado a mis amigos de la u y saqué otra pierna del closet. Me confundí posteriormente con alguien y creo que lo hice sufrir, pero no pude nunca sentirme culpable, ahora parece que quiere "tropezarse con la misma piedra" pero yo solo tengo ganas de escapar de ahí, no le merezco. Y, por cosas fortuitas de la vida, conocí a alguien más y, por favor, espero que esta vez todo vaya con la calma y la pausa que quiero que vaya.

Ese fue mi resumen egoísta del año, pero ahora quiero agradecer a todos y cada uno de los que compartió conmigo este año, de cualquier forma. A los que lo hicieron más agradable, tanto como a los que lo hicieron más difícil. Gracias a mis amigos de la U, almíbares queridos, por darme toda la cotidianidad y alegría, por quererme (algunos) y aguantarme. Gracias a mis Rottens, sobretodo a la Llery, los adoro con toda mi alma, son lo mejor que me pudo haber pasado. Gracias a mi familia, por las peleas y los abrazos, por las conversaciones y los retos, por simplemente estar ahí cada vez que volvía a la casa. Gracias a la Éricka, por preocuparse y quererme, por hacerme partícipe de su vida y sus logros, por sus consejos y sus carretines piola. Gracias a mis monitores de Confi, por acercarme a Dios y por todas las ganas que le ponen. Finalmente y, por sobre todo, gracias a Dios, por que me mostró que no me abandona nunca y que día a día me sorprende con sus milagros cotidianos, que estan al alcance de una petición con el corazón abierto y libre para Él.

Gracias infinitas a ustedes, lectores de este Blog, por su incondicionalidad, por estar pendientes día a día de las cosas que acá publico.

Y asi despido el año, llevandome solo lo mejor, con el corazón lleno de amor y de alegría, con las pilas puestas para comenzar un maravilloso 2013, porque me prometo a mi mismo nunca volver a tener un mal año, ya de esos hubieron muchos, ahora quiero llenarme hoy y siempre de cosas buenas y eso es siempre posible con Dios.

¡Salud!

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