sábado, 29 de diciembre de 2012

Me gusta el Año Nuevo, tiene esa magia de hacer que todo lo que pasó los 365 días anteriores, a pesar de que es un día como cualquier otro, y lo es en efecto. Si el calendario fuera ligeramente diferente, tendríamos una secuencia distinta de días-años-nuevos. Y es así, como un día seleccionado tan aleatoriamente como el próximo lunes tiene esa gran capacidad de hacer que todo lo pasado quede atrás; de hacerte comenzar de nuevo, desde cero; de hacer que nada te ligue al pasado; de hacerte olvidar, o aliviar al menos, de todas las cosas malas que pudieron haber sucedido.

Sin embargo, no espero este año nuevo con ansias. Sería injusto y malagradecido decir que fue un año malo, eso sí fue un año rarísimo, en todo sentido. Pero ya habrá tiempo de hacer balances y sacar cuentas. Eso sí, tengo muchas ganas de que comience el próximo año, tengo fe y, a pesar de todo, estoy contento y entusiasmado con lo que pueda venir.

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